01 julio, 2014

Breve biografía de San Eutropio

Dada la impaciente curiosidad por saber un poco más de nuestro Santo Patrón, quiero transmitir en las vísperas de su celebración anual en Paradas un conjunto de artículos para que todos sepamos más de él y de nuestra propia historia.

Este trabajo lo estoy llevando a cabo gracias a la reliquia literaria que nos dejó Jesús Ramírez Muneta en su libro San Eutropio Obispos de Saintes y Patrón de Paradas además de la reedición de Glorias de Paradas que hizo nuestro paisano Álvaro Pastor Torres recientemente.

Me llenaría de una grata satisfacción que disfrutéis y aprendéis con estas históricas lecturas a la vez que me perdonéis mis fallos en esta aventura de crecer escribiendo. 

UN CORDIAL SALUDO

Jesús Pérez Vera, director de semanasantadeparadas.blogspot.com



Saintes fue una ciudad importante del Imperio Romano en las Galias y por la similitud de esta ciudad con la capital del Imperio fue llamada  <<la pequeña Roma>>.

Los evangelizadores cristianos de los primeros siglos empezaron a propagar el evangelio por las ciudades más importantes del Imperio. San Eutropio fue enviado a las Galias por San Dionisio Parisiense a mediados del siglo III para promover el catolicismo.

Al llegar San Eutropio a Saintes pensó ganarla para Cristo predicando  la Palabra de Dios por las calles y plazas constantemente. Cuando aquellos ciudadanos lo oyeron predicar – cosas nunca oídas hasta entonces – lo azotaron y lo arrojaron fuera de la ciudad. En un montículo próximo se construyó un tugurio de madera y allí vivió durante un largo periodo de tiempo. Durante el día predicaba en la ciudad y la noche la pasaba en su morada entre vigilias, oraciones y lágrimas. Convirtió a pocos y volvió a Roma. En Roma, fue reenviado a Saintes animándole para seguir predicando y sufrir el martirio.

Habiendo entrado en la ciudad hablaba sin miedo. Moraba en dicho tugurio. Ayudado por la gracia de Dios convirtió y bautizó a muchos gentiles, entre ellos a la hija del gobernador, Eustela. Cuando lo supo el padre, la aborreció y la echó de la ciudad. Ella, viendo que había sido arrojada fuera por su amor a Cristo, se fue a morar cerca del tugurio del Santo, hasta que el padre, compungido de amor por ella, le envió mensajeros para que volviese. Ante la negativa de ella, el padre, irritado, reunió a los verdugos de toda la ciudad, les dio dinero para que mataran al Santo y le llevaran a la hija. Ellos, el 30 de abril, - ahora festividad de San Eutropio -  fueron a la covacha, lo apedrearon, luego lo azotaron, y desnudo, lo remataron a golpe de hacha.

Eustela y algunos cristianos lo enterraron en su tugurio por la noche y lo honraron con luces, vigilias y santos obsequios.